Jep Tarrades, VP Tecnología – Loop New Business Models
En un entorno cambiante como el actual, las empresas necesitan adaptarse y conocer lo que demandan sus clientes para poder cubrir las necesidades del mercado y adelantarse a ellas cuando es posible. Jep Tarrades es ingeniero industrial y ha ocupado diferentes cargos de responsabilidad en HP. Actualmente pone su experiencia y conocimiento al servicio de la innovación, una herramienta indispensable para que las empresas sigan siendo competitivas, como explicó durante su ponencia en Graphispag.
Partimos de la idea que innovación y colaboración son aspectos fundamentales y están interrelacionados. La razón es que ninguna empresa tiene la capacidad y el conocimiento necesario para poder hacer todos los cambios por su cuenta, sin la colaboración de otros socios.
La innovación, mucho más que el área de I+D
La innovación cubre todos los ámbitos de una empresa y es transversal a la misma. Pero también hay que tener en cuenta que para que sea posible, requiere el apoyo, el liderazgo y la dedicación del equipo directivo.
La innovación en cada organización es diferente, diversa y compleja; por lo tanto, la innovación se tiene que ajustar a cada compañía. Haciendo un paralelismo con una receta, si la innovación es un pastel, los ingredientes serían los siguientes:
- Personas: la empresa debe crear las condiciones óptimas para atraer talento, retenerlo, fomentar la diversidad y ofrecer un plan de desarrollo profesional para fidelizar a los equipos.
- Valor añadido en los productos y/o servicios: es necesario conocer lo que diferencia a los productos/servicios propios y estar atento a los cambios, novedades y a lo que demanda el mercado.
- Conocimiento del cliente: no consiste tan solo en escuchar lo que el cliente dice de forma explícita, sino lo que constatamos a través de la observación para ver cómo podemos mejorar su servicio/productos/negocio, lo que conocemos como unespoken user needs.
- Flexibilidad para adaptarse a los cambios: hemos cambiado a un entorno de trabajo híbrido, con un incremento del comercio electrónico, la irrupción del entorno digital (como pasó de la fotografía de rollo a la cámara digital), así como cambios en los modelos de negocio, pasando de ventas transaccionales a modelos por uso.
Con esto hacemos innovación empresarial en la confluencia de tres áreas: tecnología, mercado y sociedad. Tengo impacto cuando tengo una tecnología diferencial, que el mercado aprecia y está dispuesto a invertir en ella, y tiene un impacto en la sociedad, en aspectos ahora relacionados, por ejemplo, con la sostenibilidad y con la logística.
¿Qué diferencia a las empresas innovadoras de las que no lo son?: las personas que forman parte de los equipos y su compromiso.
La cultura de la innovación, un referente necesario
Todo empieza con la cultura de innovación. Hay muchas ideas, pero algunas se pierden, así que hay que crear el entorno para revisar las ideas y analizar si siguen avanzando o se quedan ahí. Hay que salir y mirar fuera de la propia empresa para contrastar que esa idea tiene valor y que alguien está dispuesto a pagar por ello. Y si consigues resultados a una cierta velocidad, la innovación “engancha”.
El conocimiento compartido nos ayuda a conseguir resultados. Un ejemplo de cómo podemos hacerlo en tres fases:
- Fase 1: talleres de sensibilización de los equipos. En estas sesiones se trabaja con el equipo para darle unas herramientas y fomentar el emprendimiento corporativo.
- Fase 2: identificación de oportunidades que tiene la empresa de cara a concretar nuevos productos/servicios potenciales y/o modelos de negocio.
- Fase 3: definición de nuevos productos y modelos de negocio: partiendo de las áreas de oportunidad priorizadas, darles un enfoque práctico y priorizar nuevos productos.
¿Cómo creo la cultura y los procesos para innovar?
Las herramientas las tenemos todos. Se trata de aplicar tres conceptos:
- Compartir: desde la dirección de la compañía a todos los niveles, abierto a todos.
- Colaborar: la idea posiblemente la tiene una persona o un grupo reducido pero lo mejor es cuando el resto del grupo contribuye a que esa idea se haga grande.
- Conectar con todos los actores clave internos y externos. Por ejemplo, las ferias son un ejemplo de esto creando comunidades de práctica.
Y es que no hay opción. Será en un área u otra o en mayor o menor medida, pero todo el mundo está empujado a innovar y hay que tener en cuenta que es muy difícil que se produzca la innovación en una organización solo creada para optimizar y producir.
Reflexiones acerca de la innovación
- ¿Hemos repensado todas las convenciones y dogmas de fe que tenemos?
- ¿Tengo un enfoque centrado solo en la parte comercial y de ventas o lo tengo de verdad con el cliente y los clientes de mis clientes? Ese es el que me compra y el que lo valora.
- ¿Somos una organización flexible, que nos adaptamos y en que todos pueden contribuir o somos una organización vertical en la que las ideas solo provienen de una parte concreta?
- ¿Consideramos a todos los “jugadores” de nuestro ecosistema?: proveedores, clientes, competidores… La competencia es muy sana y puede ser muy productiva.
- ¿Hemos reinventado nuestra propuesta de valor? ¿Qué puedo hacer para seguir mejorando mi cuenta de resultados y generar mayor rentabilidad? Estás en un círculo virtuoso, que generas más rentabilidad, por tanto, puedes invertir más en I+D u otros servicios y respondes a las expectativas de tus clientes.
Cristina Benavides, colaboradora de Graphispag